Desaparición forzosa de personas: una arraigada práctica política del Estado argentino

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Desaparición forzosa de personas: una arraigada práctica política del Estado argentino

El 1 de mayo de 1904, convocados por la F.O.A. (a mediados de ese año será rebautizada F.O.R.A.), cerca de 80.000 obreros se concentraron en Buenos Aires. El acto fue atacado a balazos por el brazo armado del Estado y murió el obrero marítimo Juan Ocampo: tenía 18 años y estaba protestando junto con compañerxs de la Sociedad de Resistencia de Marineros y Foguistas adherida a la F.O.A. Los obreros trasladaron el cuerpo del joven al local de la F.O.A., donde de noche y en pleno velorio fue secuestrado por la policía. El cuerpo del joven obrero simpatizante de la F.O.R.A. es el primer desaparecido de la clase obrera en Argentina.

El 6 de septiembre de 1930 la soldadesca fascista agrupada en torno de Uriburu se hace cargo de la administración del Estado argentino. Tres días después, en Rosario, el obrero albañil afiliado a la F.O.R.A. Joaquín Penina es detenido por la policía y a las pocas horas fusilado. Tenía 27 años y desde entonces permanece desaparecido.

El Forista Joaquin Penina.

En 1951, durante el gobierno democrático del militar Perón, en Buenos Aires fue secuestrado Ernesto Mario Bravo, estudiante universitario y militante del Partido Comunista. Bravo permaneció desaparecido durante 38 días. Fue el primer desaparecido de la segunda mitad del siglo XX.

Entre el 25 de mayo de 1973 y el 23 de marzo de 1976 -durante los gobiernos peronistas de Héctor Cámpora, Juan Perón y María Estela Martínez “electos” por el pueblo, fueron alrededor de 900 las personas desaparecidas.

Lo ocurrido durante los gobiernos militares que se sucedieron entre el 24 de marzo de 1976 y el 9 de diciembre de 1983 es de público conocimiento: la desaparición forzosa de personas fue una política central de Estado.

En 1993, durante el gobierno peronista de Carlos Menem, desapareció en la ciudad de La Plata el joven estudiante universitario Miguel Bru. Es el primer desaparecido de la era democrática (pos 1983).

Miguel Bru desapareció el 17 de agosto de 1993 tras ser detenido y torturado por la policía en la comisaría 9a. de La Plata

En 2006, el Estado gobernado por el peronista Néstor Kirchner hizo desaparecer al albañil Julio López. Durante la gestión de su esposa Cristina Fernández desaparecieron el adolescente humilde Luciano Arruga (2009) y el peón rural Daniel Solano (en 2011): el cuerpo de Arruga apareció, pero los trabajadores López y Solano aún permanecen desaparecidos.

Actualmente, se sigue pidiendo justicia para Luciano. 

Los de López, Arruga y Solano no son los únicos casos acaecidos durante el kirchnerismo; hay decenas de personas más, como las mujeres desaparecidas víctimas de la explotación sexual de organizaciones capitalistas mafiosas que operan con la complicidad o intervención directa del Estado.

Ya sea mediante la “administración de Justicia” (leyes de Residencia y de Defensa Social a principios del siglo XX, ley Antiterrorista a principios del siglo XXI) o la represión “legal” (Policía, Ejército y otras fuerzas armadas y de seguridad) e “ilegal” (Liga Patriótica, AAA), el Estado dispone de herramientas que, ordinariamente, cumplen con el propósito de disciplinar a quienes desafían el orden social vigente. Pero cuando la “ley y el orden” no bastan, no dudan en hacerlos desaparecer, tanto en dictadura como en democracia.

La plutocracia de Cambiemos ofreció más de lo mismo: represión para profundizar la precarización laboral y la depreciación salarial.

El Estado regenteado por Macri y la alianza Cambiemos tardó sólo doce días en mostrar su verdadero rostro antiobrero: el 22 de diciembre de 2015 la Gendarmería reprimió sin contemplaciones a los trabajadores de Cresta Roja. En febrero de 2016 el Poder Ejecutivo decretó el “Protocolo de actuación de las fuerzas de seguridad del Estado en manifestaciones públicas” para “asegurar el orden público, la armonía social, la seguridad jurídica y el bienestar general”; en junio el Poder Judicial por medio de su Corte Suprema estableció que “no son legítimas las medidas de fuerza promovidas por grupos informales” de trabajadorxs; y desde la primera época del menemismo está vigente la Ley de Seguridad Interior de la que se desprenden la Ley Antiterrorista kirchnerista y el “Protocolo de actuación de las fuerzas de seguridad” macrista: queda demostrado una vez más que, para contener la rabia proletaria, los tres poderes de Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) están al servicio del Capital, como lo estuvieron siempre.

Pero el gobierno liberal de Cambiemos, tampoco terminaría su gestión si un crimen mas de Estado. El de Santiago Andrés Maldonado, quien el 1 de Agosto del 2017 fue visto por ultima vez con vida, tras una represión ejercida por Gendarmería Nacional donde el anarquista presentaba su solidaridad a la lucha del pueblo Mapuche. Su cadáver se encontró en el Río Chubut, dentro del Pu Lof, allanado en la jornada de su desaparición, el 17 de octubre de 2017, cuando habían transcurrido 77 días sin noticias de su paradero.

Marchas en Buenos Aires, por la aparición con vida de Santiago Maldonado.

Con el regreso del Kirchnerismo de nuevo al poder y bajo la gobernación de la provincia de Buenos Aires de Axel Kicillof, un nuevo desaparecido puso su cuerpo y vida para mostrarnos, una vez más, que el Estado y sus fuerzas de represión pueden cambiar de nombres pero no de costumbres. El 30 de Abril del 2020, luego de ser detenido por la Policía, perdimos al compañero trabajador Facundo Astudillo Castro. Hasta el día de hoy familiares, organizaciones de derechos humanos y obreras seguimos reclamando justica.

Lxs trabajadorxs debemos estar preparadxs para resistir las próximas embestidas del Capital y su Estado.

A 116 años de la desaparición del obrero Juan Ocampo

A 90 años de la desaparición del obrero Joaquín Penina

A 14 años de la segunda desaparición del obrero Julio López

A 3 años de la desaparición y muerte de Santiago Maldonado

A 5 meses de la desaparición y muerte de Facundo Astudillo Castro

¡No olvidamos, no perdonamos y no conciliamos con el Estado!

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