La huelga como herramienta de lucha

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Este texto es fruto de la construcción colectiva luego de varios debates y experiencias hasta el momento, y surge de nuestra necesidad por abordar el concepto que tenemos sobre la huelga y las distintas formas en las que se manifiesta, organiza y lleva a cabo en la sociedad actual.
Desde la Sociedad de Resistencia de Oficios Varios Capital, adherida a la F.O.R.A., esperamos que le sirva a les trabajadores para el activismo sindical y sea un paso más en la batalla por la emancipación social de la clase obrera, estando este texto en continuo debate y transformación.

“La huelga” en la sociedad actual

La huelga es la interrupción colectiva de la actividad productora por parte de les trabajadores y es la herramienta que tenemos para ejercer presión a las patronales con el fin de exigir nuestras demandas y de conquistar nuestras reivindicaciones. Sin embargo, los medios de comunicación masivos influencian a la gran mayoría de la población para que se identifiquen con los intereses patronales y no con los intereses económicos de la clase obrera, logrando así que la huelga sea reprobada y deslegitimizada públicamente. Y por si esto fuera poco, el modelo sindical que tenemos en Argentina no colabora bajo ningún concepto para que les trabajadores participemos y seamos protagonistas de las huelgas que se realizan, sino que siguen alimentando el discurso burgués de les polítiques y empresaries para que la sociedad rechace estos métodos de acción.
Es evidente que la huelga va contra los intereses de las patronales y de los gobiernos por lo cual siempre intentan frenarla como sea. Puede ser con la policía, las patotas sindicales o traidores dentro del conflicto laboral, pero para legitimar dicha represión el gobierno necesita que la sociedad rechace estos métodos de acción. Para conseguir que la huelga sea mal vista y se distorsione su concepto los medios de comunicación masivos, afines al gobierno, utilizan distintas estrategias. Por un lado, no la llaman “huelga”, sino ”paro” dándole una connotación menos confrontadora y enfocada simplemente en “no concurrir al trabajo”, evitando cualquier intento de que la medida de fuerza sea un punto de encuentro, debate y decisión de les trabajadores que ejercen dicha acción. Por otro lado construyen una legitimación social del/a trabajador/a que boicotea la huelga (que desde siempre hemos llamado “carnero”), que quiere necesario que alguien le realice todas esas tareas, todos los días. El análisis marxista clásico sobre la teoría del plusvalor nunca analiza el papel del trabajo domestico femenino para que esa plusvalía pueda producirse y ser apropiada por la burguesía.
Hay todo una estructura de poder que interviene, contiene y regula las relaciones sociales dentro del capitalismo, que se llama Patriarcado, y que genera y perpetua las opresiones y explotaciones de género. Este entramado social fue y es fundamental para el desarrollo de este sistema económico, construido históricamente sobre el cuerpo de las mujeres. Sino ¿De qué otra manera la humanidad aprende que se enriquece oprimiendo a otres? Por ejemplo, un niño se levanta y su mamá le tiene el desayuno preparado, luego lo arregla y lo manda a la escuela. A su vez el niño observa como su papa va a trabajar ya alimentado con la comida que su mamá preparó y vestido con la ropa que limpió anteriormente. Entonces ¿Qué aprende ese niño? Es así como la humanidad ha asimilado la opresión. Explotamos y nos dejamos explotar en el cuerpo de las mujeres.
Entonces estamos viviendo constantemente al lado de alguien que es permanentemente utilizada y estamos explotando a alguien con quién tenemos un vínculo muy íntimo. Es de este aprendizaje de donde se sostiene el capitalismo.
Lamentablemente los sindicatos mayoritarios, acordes con su cultura entreguista y conciliadora, no adhieren a la huelga feminista ni facilitan la participación de las mujeres trabajadoras en ella, demostrando también lo urgente que resulta acabar con este modelo sindical vertical y autoritario. La libertad de asociación gremial podría conseguir garantías para que las mujeres puedan articular la huelga domestica con la huelga laboral.
Por esto es que adoptamos la huelga feminista como propia y la reivindicamos como una herramienta de lucha con un potencial enorme para la clase obrera.

“Paro general” dominguero:

¿participar o no? Ahora bien, en la actualidad, en un sistema regido por un modelo sindical que no tiene relación con nuestro sistema federativo, y donde la libertad de asociación gremial es cercenada por el Estado, se nos presenta un problema en particular cuando alguna central sindical, como la CGT, convoca a una huelga general. Como decíamos antes, esa huelga estaría contaminada por intereses propios de la burocracia sindical, aparte de los motivos reales de les trabajadores, sumado al carácter pasivo de la huelga, más parecido a un feriado que a una jornada de lucha. Entonces ¿sirve realmente incluir un reclamo propio en este tipo de huelgas, en un lugar acotado dentro de todas las reivindicaciones que circulan, y donde seguramente sea la de los sindicatos más poderosos la que más se escuche? No hay una respuesta única y su resultado dependerá del peso especifico de la organización en la sociedad y la fuerza que tengan les trabajadores para hacerse oír en su lugar de trabajo.
Lo que sí sabemos es que las huelgas, ademas de detener el proceso productivo o mercantil, puede abrir espacios de debate, participación y decisión entre les trabajadores. Entonces es tarea nuestra como activistas aprovechar cualquier instancia posible para hacer difusión de nuestras ideas, generar debate, decisión, organización y conciencia solidaria entre nuestres hermanes de explotación. Es necesario aprovechar el momento para denunciar el papel de la burocracia sindical, que convoca a huelga cuando le conviene y denunciar la verdadera situación de les trabajadores, que muchas veces pasa desapercibida por el enfrentamiento entre los sectores de la burguesía.En coherencia con esto, manifestamos nuestra solidaridad con les trabajadores que en asambleas hayan decidido adherir a la huelga en cuestión convocada por la burocracia, pero haciendo notar también que hay un problema de fondo que subyace, y es que la iniciativa de la huelga debería ser de les trabajadores y convocada desde las asambleas, y no ir detrás de la manipulación de la burocracia.
La discusión no debería pasar por la disyuntiva entre acoplarse o no a una huelga, que igualmente se va a realizar por los medios verticales que se utilizaron para organizarla, sino en contrarrestar los motivos por los cuales no se realizan huelgas generales por fuera de estas estructuras sindicales; y buscando siempre que la huelga sea el resultado de una construcción colectiva surgida de las necesidades de les trabajadores. Solo así, por medio de la solidaridad y la acción directa, podremos lograr que la clase política deje de robarnos la huelga y que la emancipación de les trabajadores sea obra de les trabajadores mismes

Las huelgas solidarias
Tenemos como base el federalismo y la solidaridad porque entendemos también que la organización obrera es mucho más poderosa cuantas más personas y organizaciones se acoplen a ella, ya que su resultado dependerá de la relación de fuerzas con la patronal.
En este sentido es que los sindicatos de la F.O.R.A. históricamente se solidarizaron con las huelgas de otros sindicatos aunque no compartan el mismo gremio, dándole una legitimidad social y envolviéndola de un espíritu verdaderamente revolucionario. Por esto no es casualidad que las huelgas solidarias estén prohibidas en el modelo sindical argentino. El Estado sabe que si permiten este sentimiento de solidaridad entre sindicatos, la fuerza de les trabajadores sería muy peligrosa para sus intereses, y por eso prefieren constantemente atomizar y dividir a la clase obrera, obligando a que cada sindicato se maneje de forma corporativa y se ocupe únicamente de su propio gremio.
Queremos rescatar el concepto de la huelga solidaria como arma fundamental del federalismo sindical que fomentamos.

La huelga feminista
Desde que el capitalismo se asienta como sistema económico predominante, se utiliza el concepto de huelga como describimos al principio, o en su desarrollo, como la deformación creada por el Estado de bienestar y el sindicalismo peronista pero siempre enfocada en el campo productivo.
Ahora bien el concepto de huelga también se puede ampliar a otros campos sociales, como pueden ser la huelga de consumo (o “boicot”), o la huelga de hambre (generalmente en la lucha de los presos y presas), y siendo la más nueva y a esta altura bastante divulgada pero poco desarrollada, la llamada “huelga feminista”. Cuando adherimos a a la huelga feminista desde el plano doméstico se pone en relieve una brecha de desigualdad social muy antigua. Cuando las mujeres trabajadoras dejamos de cocinar, lavar la ropa, los platos y no nos quedamos a cuidar a les hijes, el jefe del hogar tiene que “perder” tiempo y energía en todas esas tareas, lo que significa también mayores preocupaciones y menos tiempo de descanso después del trabajo. Para un sistema productivo que necesita de la energía del varón para trabajar todas las horas posibles sin tener otras preocupaciones que llevar dinero a la casa, es sumamente ejercer su derecho a trabajar a costa de la lucha colectiva y que obviamente disfrutará de las conquistas obtenidas sin haber arriesgado nada. Exponiendo las dificultades que tuvo para cumplir con su horario laboral, los medios masivos lo muestran como el ciudadano ejemplar que todes debemos ser. De esta manera se fomenta la traición, el individualismo y el beneficio propio, eternos ideales de las clases poderosas, y contrarios a los ideales de solidaridad y emancipación social que buscamos construir entre les explotades. Y por último construyen la imagen del/a trabajador/a que realiza una huelga como un vago/a que no tiene ganas de trabajar, cuando en realidad, razones nos sobran para detener cualquier actividad del sistema productivo y mercantil.
Toda esta maquinaria de los medios de comunicación influye directamente en les trabajadores para que no luchemos por nuestros intereses, nos pongamos en contra de ello, y para que desconozcamos el potencial que tenemos si nos organizamos con nuestres compañeres de trabajo. La propaganda masiva en contra de les huelguistas y de toda medida de acción directa de les trabajadores favorece también a que dejemos nuestra voluntad y decisión en dirigentes sindicales que ostentan la representación gremial, que negocien a espaldas nuestras y
se apropien de las herramientas de les trabajadores dándole una legitimidad social al modelo sindical imperante.

El uso de la huelga por parte de la burocracia sindical

Les trabajadores padecemos un modelo sindical autoritario y vertical donde la decisión de convocar a huelga es propiedad de la burocracia sindical. Esta decisión la llevan a cabo cuando lo creen conveniente de acuerdo a sus intereses y cuyos reclamos siempre son insuficientes para encauzar nuestras verdaderas necesidades. Los sindicatos a veces pueden consultar o pueden aceptar cierta participación limitada de les trabajadores, sobretodo cuando hay mucha presión desde los lugares de trabajo, pero casi nunca es decisiva ya que por la estructura vertical y el principio de representación, la burocracia tiene la última palabra. A la clase trabajadora nos organizaron de tal manera que los sindicatos que nos representan por ley funcionan sin nuestra participación, donde debemos acatar cualquier medida o decisión que tomen les dirigentes. Esta representación está hecha a imagen y semejanza del sistema político demócrata siendo el sindicato con más afiliades el que representa a todes les trabajadores, estén afiliades o no, a ese sindicato mayoritario. Además la organización interna del sindicato, en la gran mayoría de los casos escapa a la decisión de les trabajadores, incluso de les que están afiliades. Como consecuencia de esto la “huelga” no se asocia con el concepto que definimos al principio sino que pasa a convertirse en una facultad especial y exclusiva, otorgada por el Estado, a un sindicato en particular. Esta forma de organización vertical naturaliza que sea la burocracia sindical la única capaz de negociar los aumentos de sueldo y condiciones laborales, logrando que la huelga y demás herramientas de acción directa, dejen de ser utilizada por les trabajadores y pase a ser potestad de les sindicalistas profesionales.
Sin ir más lejos, naturalizada esta situación, la huelga es utilizada como amenaza y como medida de presión de los sindicalistas para obtener beneficios políticos, ya sean personales o para alguna oposición partidaria, ya que no necesitan tener aprobación de les trabajadores que representan. A raíz de todo esto ambas partes dirigenciales obtienen un beneficio mutuo, ya que no sirve solo para que los sindicalistas reafirmen su poder sino también para que les empresaries puedan mantener la estructura actual de explotación. Prefieren conformarnos con aumentos de sueldo migaja o con algún cambio en el convenio colectivo, antes que arriesgarse a que les trabajadores descreamos de la burocracia sindical y nos agrupemos por voluntad propia construyendo organizaciones horizontales que no puedan controlar.

La Huelga General de Mujeres del 8M del 2019

El Estado y la huelga
En todo esto el Estado cumple dos papeles muy específicos. Por un lado es un aparato de conciliación de clases que ostenta el monopolio de la violencia, y por el otro funciona como una empresa y hace las veces de patrón.
En tanto conciliador o árbitro se arroga la potestad de ser mediador y juez de las negociaciones laborales aparentando ser neutral cuando en realidad siempre beneficia a las empresas. Es el creador, defensor, garante, productor y reproductor de este modelo sindical para asegurarse el control sobre les trabajadores, impidiendo que negociemos directamente con les patrones, y consiguiendo que las relaciones de capital-trabajo no escapen de su órbita y de sus parámetros.
En tanto patrón, el Estado es un aparato burocrático con empleades que funciona como una empresa normal, donde la
variable de ajuste son los sueldos y las condiciones laborales. En este sentido el Estado contrata y despide personal precarizado y en negro, como cualquier empresa, siendo el principal patrón precarizador del país. Incluso hasta otorga la posibilidad legal de la representación sindical, lo que resulta curioso ya que nunca se auto-designa como patrón y a les trabajadores no se los llama públicamente empleades del Estado, sino “administrativos públicos”. Esto es importante remarcarlo dado que se lo muestra como un ente neutral que busca el beneficio común, cuando en realidad por sus intereses económicos provenientes de su condición empresarial, es imposible que sea neutral sino un enemigo más de la clase trabajadora.

Nuestras ideas y acciones
Nuestra organización está adherida a la F.O.R.A., que en su primer congreso en 1901 declaró: “La Federación Obrera Argentina reconociendo que la huelga general debe ser la base suprema de la lucha económica entre el Capital y el Trabajo, afirma la necesidad de propagar entre los trabajadores la idea que la abstención general de trabajo es el desafío a la burguesía imperante, cuando se demuestre la oportunidad de promoverla con posibilidades de éxito”.
Esta afirmación, que con respecto a la noción actual es bastante original, está relacionada con el génesis del concepto de huelga, dándole un significado más activo y dirigido a la conciencia y al accionar de les trabajadores. Está estrechamente relacionada con una voluntad de acción llevada adelante por les mismes trabajadores, sin esperar decisiones de dirigentes o Partidos Políticos. En nuestro sistema federalista la decisión de ir a las huelgas o no, es potestad de las asambleas de trabajadores, que es el espacio de decisión colectiva donde todes se solidarizan entre sí, participan, debaten y aprenden a hacerse cargo de resolver su situación de forma conjunta. En los lugares de trabajo donde la asamblea decide, les delegades cumplen la función inversa que en el sistema centralista y vertical ya que estos deben ser voceros de lo que se decide en las asambleas para que les trabajadores no pierdan la capacidad de decisión sobre el conflicto en cuestión. La huelga, como medida de acción directa, debe ser el fruto de una organización previa, asamblearia y federativa de les trabajadores, siendo necesario mantenerla funcionando de forma constante para contrarrestar cualquier avance de las patronales en los períodos de baja conflictividad y evitar futuras represalias.

Ilustracion de portada de Nota. SoyReyBum https://www.instagram.com/soyreybum/

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