Enero de 1919: Huelga e insurrección obrera

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Memoria Histórica – 07 de Enero del 2020

En 1919 se cometieron unos 700 asesinatos –entre ellos el de una niña de 13 años con el vientre atravesado por una bayoneta–, por reclamar 8 horas de trabajo, un aumento del 30%, y una prima del 50% para las horas extras y del 100% para los domingos. *

A principios de enero de 1919 se dio cita en Buenos Aires, la insurrección obrera más larga en la historia de esta región. Durante la llamada Semana de Enero se sucedió un movimiento huelguístico que aterró al Estado y a la burguesía, en un contexto en el que la Revolución Rusa se presentaba ante los explotadores como el posible desenlace de cualquier reivindicación que traspase los límites tolerados por ellos y avance hacia posturas que trasciendan lo específicamente gremial.

Foto de archivo: Biblioteca Popular José Ingenieros

Antes de dicho conflicto, los metalúrgicos tenían un sindicato llamado Federación de Obreros Metalúrgicos (FOM), fundado a principios de 1918. El 18 de julio de ese año, la FORA del V Congreso de finalidad Comunista Anárquico, llamó a una huelga de solidaridad con los ferroviarios despedidos de las líneas Sud (Roca) y Pacífico (San Martín). La Sociedad de Conductores de Carros, solicitó a la FOM solidaridad con los despedidos, la que resolvió en contra de este pedido por escasa diferencia de votos, lo que molestó a muchos trabajadores, quienes el 21 constituyeron la Sociedad de Resistencia Metalúrgicos Unidos, organización que sería más representativa de este sector.


Con el correr del tiempo y de manera rápida, fueron ganando espacio en los talleres y grandes fábricas, y el 2 de diciembre comenzó la huelga en los talleres Vasena, patrocinada por la Sociedad de Resistencia Metalúrgicos Unidos.


A lo largo del mes, la huelga fue creciendo en fuerza y solidaridad, pero también la represión, la violencia de la policía, los carneros y la patronal. La lucha se estaba haciendo cada vez más dura, pero los ánimos estaban cada vez más altos, tenían la solidaridad de muchos trabajadores y sus gremios y la del barrio de Nueva Pompeya, que al igual que los huelguistas, habían sufrido la misma violencia.


El día 7 de enero, fue cuando Estado y patronal se coordinaron para poner límites a esos obreros huelguistas y a los vecinos que los apoyaban. Cerca de las 15 horas, 5 o 6 chatas de Vasena iniciaron su recorrido con materiales, siendo interceptados por el piquete de huelga, que los incitaba a plegarse al movimiento, siendo éste en beneficio de todos. Al ver que éstos seguían su camino, comenzaron a tirarles piedras y maderas. La policía acudió en su defensa y comenzó un tiroteo en todas direcciones, por parte de los carneros, la policía, los bomberos y del mismo Emilio Vasena, hermano del dueño de la empresa, Alfredo Vasena. Se disparaba a cualquiera que estaba en la calle, a las casas de los vecinos y sobre todo al local de los metalúrgicos. Luego de dos horas de balacera, los enemigos de los trabajadores se cobraron la vida de 5 civiles y entre 20 y 40 heridos, según qué fuente se consulte. La indignación y cólera del barrio era inmensa. A raíz de la matanza producida, la policía y el Departamento Nacional del Trabajo pusieron manos a la obra para intentar terminar con el conflicto, conviniendo con Vasena un aumento del 12% además de una entrevista en la jefatura de policía con los obreros, estos solo quisieron presentar el pliego en planta y no admitían mediaciones. Creían que con esto, el conflicto estaría resuelto. Esa misma noche, la Sociedad de Resistencia Metalúrgicos Unidos decretaba la huelga general del gremio.


El 8 de enero, a la huelga metalúrgica, se sumaron otros en solidaridad, las calles y los locales anarquistas y sociales se llenaron de gente que iba a ver a los caídos, el entierro sería finalmente el día 9 al mediodía. Finalmente la FORA V Congreso resolvió la huelga general a partir de las 12 hs del 9, para acompañar el cortejo fúnebre.

Para mas información léase: Días rojos, verano negro. Enero de 1919 la Semana Trágica de Buenos Aires Horacio Silva http://www.librosdeanarres.com.ar/#!/producto/14/


Por la mañana, los delegados obreros fueron recibidos por primera vez por el dueño de la fábrica con el pliego de condiciones que desde diciembre venían reclamando: “SOCIEDAD DE RESISTENCIA METALURGICOS UNIDOS Secretaría: Piedras 1012. Buenos Aires, Enero 8 de 1919. A la Compañía Argentina de Hierros y Aceros Pedro Vasena & Hijos. Muy señores nuestros: Cabénos notificarles que reunido el personal obrero de esos establecimientos (Central y Barracas) ha acordado por unanimidad enviarles el presente pliego, cuyas condiciones muy justas y moderadas esperan sean aceptadas para reanudar de inmediato las tareas.


1°.- Jornada diaria de 8 horas.
2°.- Aumento del 20% de los jornales superiores a $ 4,99.
3°.- Aumento del 30% de los jornales de $ 3 a 4,99.
4°.- Aumento del 40% de los jornales inferiores a $ 3,00.
5°.- El trabajo extra será voluntario, abonándose con el 50% de prima.
6°.- Los domingos se abonarán los salarios con el 100% de prima.
7°.- Abolición del trabajo a destajo.
8°.- No se tomarán represalias con el personal que abandone el trabajo. Creemos inútil argumentar la justicia que les asiste a los obreros, dada la notoria carestía de la vida, subsistencias, alquileres, etc. y los elevadísimos salarios que perciben en industrias y establecimientos similares, así como la generalización de la jornada de ocho horas.
Así animados de franco espíritu conciliador, esperamos una pronta y beneficiosa solución.
Salúdales por la comisión administrativa, y por los obreros de esos establecimientos.

EL SECRETARIO.

N. La contestación es esperada en el local de esta sociedad que patrocina y apoya el movimiento, con el concurso solidario de todos los gremios organizados”.

Pero el empresario seguía negándose a recibir el pliego de condiciones.
El día 9, el ambiente de la capital estaba demasiado tenso. Los piquetes de huelga iniciaron antes de la hora establecida, mientras los obreros iban abandonando sus puestos de trabajo. Una vez iniciado el cortejo fúnebre, se fueron aprestando las fuerzas policiales y militares para reprimir la protesta social que se había iniciado en repudio al asesinato del 7 de enero. 300 matones armados esperaban al cortejo desde los techos de la casa Vasena, el general Luis Dellepiane preparaba sus soldados para avanzar hacia la capital. Al ver la situación de paro total, tranvías destrozados, vías levantadas y barricadas, dispuso que la movilización sea disuelta, al costo que sea. Al pasar el cortejo por la fábrica Vasena, los matones dispararon contra la multitud, produciéndose un tiroteo en respuesta, cayendo varios obreros muertos y otros tantos heridos. Siguió camino hacia el cementerio de Chacarita, y una vez adentro, comenzó la carga de caballería contra la mermada procesión, sumándose más muertes obreras. Dellepiane dispuso soldados para desalojar los alrededor de la fábrica Vasena, llevándose la vida de más personas. Por la noche arribaron más soldados a una ciudad ocupada militarmente. La cantidad de muertos fue quizás de 80, aunque no hay cifras ciertas.


Al día siguiente, los únicos vehículos que circulaban eran los que tenían una bandera roja de la FORA, dispuestos para llevar los heridos. La huelga se extendía más y más en la capital y en el resto del país; y los enfrentamientos entre huelguistas y fuerzas policiales y militares se repetían una y otra vez. Dellepiane había dado carta blanca para disparar a cualquiera que esté en la calle. La masacre no sería detenida. Se produjeron, increíblemente, manifestaciones de radicales en apoyo a Yrigoyen, aunque no era numerosa, constituyó el primer suceso en el proceso de reacción contra la huelga y sus promotores. Por la noche, comenzó el ataque de las “guardias blancas” contra los trabajadores, y sobre todo contra rusos y judios. Se estimo que llegaron a los hospitales un centenar de muertos y 300 heridos. La locura homicida y destructiva de los “defensores del orden público”, saqueando comercios y atrapando a cualquiera de aspecto ruso o judío, continuaron el sábado 11. Yrigoyen, seguía intentando terminar con el movimiento, consiguiendo que Vasena firme el convenio presentado por los obreros, aunque sin comunicarse con ellos. Éstos se enteraron al otro día por los diarios.

El domingo 12, de a poco se fue normalizando la situación, y volvían a funcionar algunos tranvías con horario reducido. Los enfrentamientos, aun así continuaron. Se conformó una “Comisión Pro-Defensa del Orden”, compuesta de 500 jóvenes de familia adinerada, quienes participarían en la represión iniciada la noche anterior, continuando con las detenciones ilegales y torturas. La SR Metalúrgicos Unidos y la FORA del V Congreso, continuaban la huelga, la única forma de solucionarla sería precisamente hacer partícipes a los trabajadores en ella, y eso implicaba que tanto Vasena como el gobierno deberían tomar contacto con ellos y dejar de arreglar por encima de ellos.

El lunes 13 por la mañana, los metalúrgicos harían su asamblea y resolverían participar de la reunión con Vasena y el gobierno para resolver el conflicto. En esa reunión, Vasena firmó el pliego, por lo cual los metalúrgicos resolvieron el levantamiento de la medida de fuerza, después de 43 duros y sangrientos días.

El 14 de enero, fue destruida por la policía la redacción de La Protesta, y numerosos locales gremiales y centros sociales anarquistas, llevándose a muchos detenidos. La huelga general se levantó por la fuerza. Con el pasar de los días, los obreros de Vasena volvieron al trabajo y las fuerzas reaccionarias avanzaban en su organización para seguir actuando contra los trabajadores, pero bajo el nombre de Liga Patriótica Argentina.

Algunas lecciones que nos deja esta fecha son que no se puede esperar a que los funcionarios gubernamentales pongan soluciones definitivas a los problemas sociales, ya que entran en contradicción con sus intereses de clase y solo buscan un aliciente para continuar con sus beneficios y privilegios. También la capacidad que tienen los trabajadores y las trabajadoras cuando están organizados de manera horizontal y con base en la acción directa para conseguir sus objetivos. Hoy día la burocracia sindical se ufana de ser la continuación de aquellas organizaciones y sus integrantes, precisamente porque fueron los que sepultaron la historia verdadera y quienes se beneficiaron de su destrucción. Por eso debemos recordar que, en estos tiempos de Ministerios del Trabajo ajeno y sindicatos burocráticos únicos, la huelga y resistencia fueron realizadas por trabajadoras y trabajadores que desafiaron a las dificultades y pusieron en pie una organización sindical que responda verdaderamente a sus intereses. Nos queda reflexionar si, en estos tiempos de paz social impuesta a la fuerza y colaboración (por no decir complicidad) burócrata, debemos retomar el ejemplo de los aquellos metalúrgicos para poner fin a esta desesperante situación que vivimos los trabajadores y trabajadoras hoy día.*

  • Silva Horacio Ricardo: Días Rojos, Verano Negro – Enero de 1919, La -Semana Trágica de Buenos Aires. 2011 – Libros de Anarres.
  • Organización Obrera numero 77, Órgano de la Federación Obrera Regional Argentina – FORA – Confederación Intencional del Trabajo – CIT
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